Altagracia Gómez: "mejor en México"
Altagracia Gómez Sierra es una empresaria que coordina el Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización, establecido como parte del Plan México. Juega importante papel en la estrategia que pretende motivar a las empresas a mover sus operaciones al territorio nacional, y procurar un clima favorable para la inversión, que redunde en la generación de empleos y el desarrollo regional. En este contexto, anima a optar por realizar actividades productivas en el contexto local antes que en otra parte. Su intervención en la presentación del Plan, el pasado 13 de enero, donde acompañó a la mandataria Claudia Sheinbaum, fue destacada. Con vehemencia invitó al sector empresarial: "Para invertir, mejor en México; para producir, mejor en México; para consumir, mejor en México; si quieren vacacionar, mejor en México; para estudiar, mejor en México; para trabajar, mejor en México", expresó. Transmitió un mensaje de confianza, preferencia, posicionamiento, viabilidad y apoyo al crecimiento y desarrollo en el país; máxime, frente a la inminente llegada de quien hoy ocupa la presidencia de Estados Unidos.
Como interesado en los problemas socioecológicos del país -muchos de ellos graves-, noto con desencanto que Gómez Sierra no reparó en ellos. No insinuó algo como: "si quieren proteger la naturaleza y sus recursos, mejor en México". De hecho, el Plan México tiene un tono discreto en este asunto; es ante todo una iniciativa enfocada en incrementar la producción, la sustitución de importaciones, el avance tecnológico y la integración regional. Su objetivo principal es el crecimiento mediante opciones como: creación de empleos en manufactura y sectores estratégicos; producción y consumo interno; relocalización de empresas; educación y formación de fuerza de trabajo; innovación tecnológica; apoyo a PyMEs; producción de vacunas; reducción de la pobreza y la desigualdad; turismo; agilización de trámites para la inversión; y algo denominado "sostenibilidad ambiental empresarial", entendida como promover la inversión con "prácticas ambientales, sociales y de gobernanza". El dilema es que esas prácticas quedan supeditadas al interés del crecimiento.
La pregunta es cómo armonizar las consideraciones ambientales en un entorno donde lo que se privilegia es el factor económico. Porque los establecimientos industriales acarrean impactos en las ecosistemas, de manera que, en contraposición a las mencionadas prácticas, se prevén retos como el incremento en el consumo de energía y en las emisiones industriales, así como el mayor uso de recursos naturales. Por tanto, el logro de una auténtica sostenibilidad ambiental dependerá de medidas de contención/mitigación de los impactos negativos de la dinámica económica.
El marzo del año pasado, en el Congreso Internacional de Nearshoring celebrado en Aguascalientes, Altagracia Gómez conminó a la audiencia -miembros de organizaciones como la Concanaco y Servytur- a generar consensos sobre la importancia de la relocalización y la posición privilegiada del país debida, entre otras cosas, a su riqueza de recursos naturales. Coincido con esto último, pero también subrayo que en aras de la sostenibilidad ambiental, así como de la certidumbre del objetivo económico, los recursos naturales deben cuidarse y conservarse. Esperemos que Altagracia y demás involucrados, privados y públicos, sopesen con seriedad esta cuestión.