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Aranceles: el tiro por la culata

"La paz vendrá a la tierra cuando la gente tenga más que ver entre sí y menos los gobiernos", Richard Cobden

Isidro Aguado Santacruz
Isidro Aguado Santacruz Archivo

por Isidro Aguado Santacruz

04/03/2025 09:01 / Uniradio Informa Baja California / Columnas / Actualizado al 04/03/2025

Recuerdo una tarde en la redacción, cuando Andrés, un colega siempre curioso, se acercó con una pregunta que parecía sencilla pero que encerraba la complejidad de la economía global: "¿Qué es un arancel?" Le respondí que, en términos simples, un arancel es un impuesto que un país impone a los bienes y servicios importados de otro país, con el objetivo de encarecer esos productos extranjeros y proteger la industria nacional. Sin embargo, detrás de esta definición técnica, se despliega un entramado de políticas, intereses y consecuencias que afectan a millones de personas.

En los últimos días, hemos sido testigos de una decisión que ha sacudido los cimientos del comercio internacional: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha impuesto aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá. Esta medida, que marca el inicio de una guerra comercial sin precedentes, ha generado una ola de incertidumbre y preocupación en ambos lados de la frontera.

La relación comercial entre México y Estados Unidos es profunda y compleja. En 2024, México se consolidó como el principal socio comercial de Estados Unidos, superando a China y Canadá, con exportaciones que superaron los 500.000 millones de dólares, representando un crecimiento del 6,4%. Más del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos, mientras que este último exportó bienes a México por más de 334.000 millones de dólares. Los principales productos mexicanos que cruzan la frontera incluyen automóviles, autopartes y electrodomésticos, mientras que Estados Unidos envía a México productos agropecuarios y derivados del petróleo.

La imposición de estos aranceles tiene consecuencias directas para el consumidor estadounidense. Se estima que una familia promedio en Estados Unidos podría enfrentar un aumento de 1.300 dólares anuales en sus gastos debido al incremento en los precios de productos importados. Por ejemplo, el precio de los automóviles podría aumentar en aproximadamente 3.000 dólares por unidad, y productos básicos como la gasolina podrían encarecerse significativamente.

Además, el sector agrícola estadounidense no está exento de repercusiones. La imposición de aranceles podría resultar en pérdidas de 10.000 millones de dólares en el primer año para los agricultores que exportan maíz y carne de cerdo a México, uno de sus principales mercados. Esta situación podría desencadenar una cadena de represalias comerciales, afectando aún más la economía de Estados Unidos.

Por otro lado, la economía mexicana enfrenta desafíos significativos. La aplicación de estos aranceles podría provocar una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de hasta un 4% y la pérdida de aproximadamente 2,2 millones de empleos. Estados como Michoacán, Guerrero, Guanajuato, Puebla y Zacatecas, que dependen en gran medida de las remesas, podrían verse especialmente afectados, ya que se anticipa una disminución de entre el 5% y el 25% en estos envíos de dinero, lo que equivale a una pérdida de entre 3.000 y 15.000 millones de dólares.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha expresado su preocupación y ha mencionado que su administración cuenta con planes de contingencia para enfrentar esta crisis. Sin embargo, la magnitud de las posibles repercusiones económicas y sociales requiere una estrategia integral y coordinada con otros socios comerciales.

En este contexto, Canadá también ha respondido con medidas de represalia, imponiendo aranceles del 25% a productos estadounidenses por un valor de 30.000 millones de dólares canadienses, y planea extender estos aranceles a importaciones adicionales por 125.000 millones de dólares canadienses tras un período de consulta de 21 días. Productos como aves de corral, carne de res, equipos deportivos, naranjas, electrodomésticos, yogur, pescado, textiles, cerveza, vino, café, té, bourbon, frutas, jugos de frutas, verduras, perfumes, zapatos, muebles, madera y plásticos se encuentran en la lista de bienes afectados.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha enfatizado que Canadá está preparada para responder de manera firme pero razonable a cualquier medida arancelaria por parte de Estados Unidos. Esta postura refleja la determinación de Canadá de proteger sus intereses económicos y mantener el equilibrio en las relaciones comerciales de la región.

La decisión de Trump de imponer aranceles también ha generado preocupación en el ámbito financiero. Los mercados han reaccionado negativamente, con caídas significativas en Wall Street y una depreciación del peso mexicano. La volatilidad en los mercados financieros añade una capa adicional de incertidumbre, afectando la confianza de los inversores y consumidores.
En medio de este panorama, es fundamental recordar que las políticas comerciales no solo impactan las cifras económicas, sino también la vida cotidiana de millones de personas.
Desde el agricultor en Iowa hasta el obrero en Puebla, las decisiones tomadas en los altos círculos del poder tienen repercusiones tangibles en hogares y comunidades enteras.

Mientras Andrés asimilaba la explicación sobre los aranceles, reflexioné sobre cómo una simple pregunta puede desentrañar la complejidad de las relaciones internacionales y la economía global. En tiempos de políticas proteccionistas y tensiones comerciales, es esencial fomentar el diálogo, la cooperación y la búsqueda de soluciones que beneficien a todas las naciones involucradas. Después de todo, en el intrincado tejido del comercio mundial, las acciones de uno repercuten en la vida de muchos.

Excelente inicio de semana, queridos lectores. La historia se escribe día a día. Seamos protagonistas, no espectadores.