Conmemorando el Día Internacional de las Mujeres Rurales: Conversación con la Dra. María F. Quezada Ramírez
Ámbar I. Paz Escalante
El Día Internacional de las Mujeres Rurales se celebra cada 15 de octubre con el objetivo de visibilizar la valiosa contribución que estas mujeres hacen al desarrollo económico, social y ambiental de sus comunidades. Este día también invita a reflexionar sobre las profundas desigualdades de género y las condiciones de pobreza que atraviesan sus vidas, particularmente en el Sur Global, donde las brechas sociales son aún más marcadas.
En México, las mujeres rurales son pilares en la preservación de los saberes ancestrales y el cuidado de sus comunidades. Son madres, trabajadoras de la tierra, y guardianas de las lenguas originarias que mantienen vivos los legados culturales en un país diverso y multicultural. No obstante, sus vidas a menudo transcurren en contextos de invisibilidad y desigualdad, especialmente en comparación con las dinámicas urbanas.
En el marco de esta celebración, tuve el honor de conversar con la Dra. María Félix Quezada Ramírez, profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y miembro del pueblo otomí o hñahñú. Nacida en el municipio de Ixmiquilpan, Hidalgo, en la comunidad de La Estación, María vivió desde su infancia los retos propios de crecer en un entorno rural. Estas dificultades, especialmente notorias para las mujeres, se reflejaban en las limitadas oportunidades educativas disponibles, lo que marcó su trayectoria y motivación académica. A pesar de estas barreras, contó con el apoyo incondicional de su madre, quien le permitió continuar sus estudios a pesar de las expectativas sociales: "Mi mamá era artesana, bordaba y hacía telar de cintura, y también estaba la opción de que yo aprendiera ese oficio. Pero algo en mí me decía que no, que podía seguir estudiando", relata María.
En su tiempo María fue de las pocas mujeres del pueblo de La Estación que estudiaron más allá de la primaria, sin embargo, el formarse académicamente la llevó a tener un sacrificio importante que fue la pérdida de su lengua materna. Aunque al inicio de su vida escolar el uso del otomí era común entre sus compañeros de primaria, en la secundaria el panorama cambió: "Nadie hablaba otomí, aunque lo sabían, pero nadie se atrevía a hablarlo", comenta con tristeza. Este silenciamiento cultural fue un costo que ella siente no debería haberse pagado: "Fue una superación a costa de algo, porque qué diferente hubiera sido que mi formación fuera paralela, académica, pero también con todo mi conocimiento de la lengua", señala.
El ámbito rural, como ella lo describe, es mucho más que un espacio de producción agrícola: "Es una escuela llena de saberes que nos ofrecen alternativas valiosas para cuidar nuestro planeta". Los conocimientos ancestrales que se han transmitido de generación en generación en las zonas rurales están ligados al respeto por los ciclos naturales, y representan una alternativa a las prácticas industriales que han acelerado la degradación ambiental. Ella recuerda cómo las cosechas y siembras en su comunidad se vinculan a los ciclos de la luna y a la selección consciente de semillas, en un proceso que se llevaba a cabo de manera manual y respetuosa. Este tipo de prácticas contrastan con las técnicas modernas de monocultivo y el uso de herbicidas, que han provocado la pérdida de biodiversidad y la aparición de plagas antes inexistentes.
El Día Internacional de las Mujeres Rurales es una oportunidad para honrar a estas mujeres que desempeñan un papel clave en la preservación de prácticas ancestrales relacionadas con el cuidado del medio ambiente y la sostenibilidad de sus territorios. Tal como lo refleja la trayectoria de la Dra. Quezada, a pesar de las dificultades, muchas mujeres rurales logran desafiar las barreras impuestas y se convierten en líderes, intelectuales y referentes de cambio, demostrando que su contribución es esencial para el desarrollo social y cultural.
*Profesora de Carrera de la Escuela Nacional de Trabajo Social-UNAM.