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El pasado martes 4 de marzo, Donald Trump pronunció ante el Congreso de los Estados Unidos su "Mensaje a la Nación".

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El Colef El Colegio de la Frontera Norte

por El Colef

11/03/2025 17:22 / Uniradio Informa Baja California / Columnas / Actualizado al 11/03/2025

Víctor Alejandro Espinoza*  

Con unos días de diferencia escuchamos dos mensajes presidenciales contrastantes. El pasado martes 4 de marzo, Donald Trump pronunció ante el Congreso de los Estados Unidos su "Mensaje a la Nación". Con apenas mes y medio en la Presidencia, Trump acudió al Congreso a fijar las principales coordenadas de su gobierno, en las cuales ha venido insistiendo desde su campaña. Fue una repetición sobre lo que ha sostenido desde su primera campaña en 2016. Nada nuevo bajo el sol, solo con mayor vehemencia y soberbia.

Unos días después, el domingo 9 de marzo, ante un zócalo a reventar, pletórico, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, fijó su postura ante las amenazas del presidente Trump. Acompañada de miles de personas llegadas de todo México, que la arroparon y vitorearon, dejando en claro que "no está sola" en este momento complicado para nuestro país y para todos los mexicanos donde quiera que se encuentren. No se recuerda un momento de mayor beligerancia de un gobernante estadounidense contra nuestro país. 

Los contrastes de ambos momentos, de los dos discursos, son notables. Trump, arropado por la mayoría de congresistas se le veía sobrado, envalentonado, gozando su ignorancia y la de sus aplaudidores. Y sucedió lo impensable: la expulsión del representante demócrata por Texas, Al Green, por interpelar al presidente ante su propuesta de recortar el presupuesto a los programas de salud. Una acción inusual y reprobable, poco republicana.

Trump pronunció el discurso más largo de la historia ante una sesión conjunta de las cámaras (1 hora con 42 minutos), seguramente por la cantidad de ocasiones que sus correligionarios interrumpieron el discurso para aplaudir. Una y otra vez, celebraron estruendosamente las palabras del hombre anaranjado. Al contrario de la presidenta Claudia Sheinbaum, Trump improvisó un discurso cargado de odio, de patriotismo vulgar, de apelaciones a un sentimentalismo cursi, de amenazas a todo el mundo, de negación de derechos sociales, económicos y políticos. Su obsesión es el tema del fentanilo, en la que todos los culpables y responsables son externos. En el que la migración es una amenaza para el American Way of Life. Todos esos temas y su manipulación para no aceptar ninguna responsabilidad estadounidense, son dignos de una personalidad enferma, de preocupación de psiquiatras. 

Lo que vimos esa noche del 4 de marzo fue un discurso bochornoso, que además de la pena ajena, provoca preocupación pues estamos ante un líder fascista, que cree que es el guardián de los ideales supremacistas estadounidenses. No, no es un líder autoritario, aspira a suprimir libertades y derechos consagrados en la Constitución, por ejemplo, el Ius soli, el derecho a la ciudadanía de quienes nacen en territorio del país, queriendo acabar con la enmienda 14 constitucional que data de 1868 por medio de la cual se reconoció la ciudadanía a los ex esclavos después de la abolición. 

Claudia Sheinbaum, en contraste, basó su discurso en un documento bien pensado, escrito, que tuvo que sufrir modificaciones ante el anuncio de posponer la entrada en vigor de aranceles a productos mexicanos, derivado de los acuerdos a los que se llegó a través de la llamada a Trump el pasado jueves 6 de marzo. Tenía que ser un discurso inteligente, firme, propositivo. No podía ya anunciar aranceles a los productos venidos del norte. Pero si, reiterar el valor de la vecindad, de lo que los migrantes mexicanos aportan en ambos países. Uno de los momentos más emotivos fue cuando hizo alusión al legado de Andrés Manuel López Obrador, a quien mencionó en cuatro ocasiones. 

Presentó las máximas de la 4T, las acciones contra el consumo y tráfico de fentanilo y la estrategia económica y social de su gobierno, basada en cinco puntos: 1) Crecimiento del mercado interno; 2) Ampliación de la autosuficiencia en alimentos y energéticos; 3) Incremento de la inversión pública para la creación de infraestructura; 4) Promoción de la producción nacional a través del Plan México y 5) Fortalecer los Programas del Bienestar. Dos discursos, dos momentos, dos propuestas contrastantes. Uno pronunciado en un recinto cerrado, en un ambiente controlado. El otro, frente a miles de personas en la plaza pública.

[*] Presidente de El Colegio de la Frontera Norte. Correo electrónico: [email protected]. Twitter: @victorespinoza_ Página WEB: www.colef.mx/victoralejandroespinoza/