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De la esperanza a la desconfianza

En el complejo escenario político, una verdad inmutable es que la realidad es siempre relativa. Los dilemas y temas públicos no pueden desentrañarse con una sola variable.

Isidro Aguado Santacruz
Isidro Aguado Santacruz Archivo

por Isidro Aguado Santacruz

23/07/2024 16:33 / Uniradio Informa Baja California / Columnas / Actualizado al 23/07/2024

"La democracia es el arte de administrar la esperanza" —Édouard Herriot.

En el complejo escenario político, una verdad inmutable es que la realidad es siempre relativa. Los dilemas y temas públicos no pueden desentrañarse con una sola variable; están sujetos a una red de factores previsibles e imprevisibles, manejables e inmanejables. Nicolás Maquiavelo nos recordó que la política debe describir la realidad, no nuestros deseos.

En México, la historia reciente nos presenta un panorama inquietante, donde el fraude electoral y la manipulación del poder podrían poner en riesgo la democracia que tanto ha costado construir. A medida que se aproximan nuevos desafíos políticos, la nación debe decidir si permitirá que el poder se concentre de forma desproporcionada o si tomará una posición firme para proteger su futuro.

Los mexicanos gozamos del prometedor surgimiento de la democracia durante el breve mandato de Madero y cuando Zedillo aceptó la victoria de la oposición en las elecciones del 2000. Salvo estas excepciones, después del prolongado despotismo de Porfirio Díaz, de la dupla Obregón-Calles, de la dictadura perfecta de seis décadas, de los fraudes electorales perpetrados contra Vasconcelos en 1929, Andrew Almazán en 1940, Henríquez Guzmán en 1952 y Luis H. Álvarez en 1958, ahora, en el 2024, estaríamos tolerando otro fraude electoral que pondría en riesgo nuestro presente y nuestro porvenir.

¿Cómo se puede explicar que Claudia Sheinbaum obtuviera 6 millones de votos más que AMLO en 2018, cuando claramente no poseía, ni posee, la arrolladora e innegable popularidad de AMLO? ¿Cómo aceptar los resultados del 2 de Junio tras casi seis años devastadores de la 4T en el poder, con más de 800,000 fallecidos por la pandemia, cerca de 200,000 homicidios dolosos y 60,000 personas desaparecidas?

¿La nación otorgó a Morena y a sus partidos aliados 36 millones de votos tras los fracasos de la política de "abrazos y no balazos", el colapso económico, la corrupción escandalosa, el desperdicio devastador del ahorro público, y la decadencia en salud, seguridad y educación públicas? ¿De verdad?

¿Cómo es posible aceptar que Morena haya triunfado en un Veracruz sumido en el caos y la desvergüenza, en un Yucatán elogiado como el mejor gobierno del país, o en un Morelos atrapado en la desesperación y el barro, como ha sucedido en otras regiones que no puedo detallar en este breve análisis?

Dado que las insuficiencias persisten, AMLO ahora planea ejecutar otro fraude electoral para someter al Poder Legislativo y, en consecuencia, al Poder Judicial, con el fin de instaurar una dictadura opresiva en pleno siglo XXI. La coalición de Morena obtuvo un cuestionable 54.7% de los votos, pero no posee la mayoría calificada en el Congreso para modificar la Constitución o promulgar una nueva.

Por ello, el gobierno busca lograr, mediante interpretaciones legales cuestionables, un 74.6% de las curules, lo que representa un 20% más que los votos realmente recibidos, cifra equivalente al robo de 7 millones de votos que la ciudadanía no le otorgó.

Según los resultados cuestionables de la elección, los partidos opositores obtuvieron el 41% de los votos, pero el gobierno solo reconoce el 25% de las curules en la Cámara de Diputados. La Constitución establece claramente que cada ciudadano tiene derecho a un voto, no dos, ni tres, ni cuatro, solo uno.

Además, la Constitución establece que ninguna fuerza política debe tener una representación desproporcionada superior al 8%, mientras que Morena pretende ilegalmente un 20% adicional. Por lo tanto, es necesario salir a la calle a defender la República. ¿Permitiremos que el gobierno ignore la voluntad popular?

¿Se convertirán el INE y el tribunal electoral en cómplices de esta nueva tragedia nacional? ¿Será que el viejo adagio porfirista de que "quien cuenta los votos gana las elecciones" volverá a ser válido? Si el descarado fraude de 7 millones de votos prospera, podríamos estar presenciando el resurgimiento de un caudillismo con consecuencias impredecibles.

Pero no todo está perdido, si la mayoría de la población reacciona a tiempo y ejerce presión sobre el gobierno en las calles, como se observa en Venezuela, podremos salvar nuestra democracia, fortalecer el Estado de Derecho y asegurar el futuro de México, que nadie debe ni puede poner en riesgo.

En septiembre próximo, durante las festividades patrias y con la instalación del nuevo Congreso, México se enfrentará a un desafío crucial. Nuestro futuro estará en juego, pues si AMLO consigue una mayoría calificada a través de una representación ilegítima, nos veremos privados de la posibilidad de celebrar y honrar verdaderamente a nuestra patria y a quienes nos dieron libertad.

No obstante, en medio de la desconfianza y el riesgo, debemos aferrarnos a la esperanza de que la ciudadanía reaccionará con firmeza y determinación, ejerciendo la presión necesaria para preservar nuestra democracia. Solo así evitaremos caer en la trampa del caudillismo y podremos mantener viva la esencia de nuestra nación.
Les deseo que sigan llevando un excelente inicio de semana.