Dictador por un día

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, como presidente de Estados Unidos, promete ser uno de los capítulos más controvertidos de la política contemporánea. A días de tomar posesión, su retórica se mantiene fiel a lo que ha sido su marca personal: un estilo confrontativo, decisiones unilaterales y promesas de impacto inmediato. Trump, quien alguna vez declaró que sería un "dictador por un día" si regresaba al poder, parece decidido a cumplir esa declaración con un paquete de casi 100 acciones ejecutivas planeadas para el 20 de enero.

El número es inédito y desafiante. Para ponerlo en perspectiva, Joe Biden firmó 155 órdenes ejecutivas durante todo su mandato, mientras que Barack Obama alcanzó 276 en dos periodos. La intención de Trump de concentrar una avalancha de decisiones desde el primer día no solo marca un récord, sino que refuerza su estilo de gobernar: un unilateralismo que busca proyectar fuerza, aunque sea a costa de la institucionalidad.

Entre las acciones más destacadas, la inmigración ocupa el centro del escenario. Trump ha vuelto a calificar la entrada de migrantes sin documentos como una "invasión" y ha anunciado medidas que podrían cambiar radicalmente la política migratoria de Estados Unidos. La más polémica es la invocación de la "ley de enemigos extranjeros", una norma que permite declarar estados de emergencia para tomar decisiones rápidas, en este caso una deportación masiva. Este escenario afecta directamente a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que actualmente residen en el país.

Otra medida que busca implementar desde el primer día es la eliminación del derecho a la ciudadanía por nacimiento, una promesa que Trump ha repetido desde su primera campaña presidencial. Aunque jurídicamente esto requeriría una enmienda constitucional, la sola firma de una orden ejecutiva desata un debate político y social profundo.

La reinstauración del Título 42, una medida implementada durante la pandemia para expulsar solicitantes de asilo por razones sanitarias, también está en su lista. Esto, junto con la construcción de nuevas instalaciones para detener a migrantes, pinta un panorama aún más restrictivo en la frontera sur. Trump no solo promete terminar el muro fronterizo, sino ampliar su alcance con nuevas infraestructuras que, según él, "protegerán al país".

En el ámbito comercial, Trump ha anunciado la imposición de un arancel del 25% a productos provenientes de México y Canadá, una medida que pone en jaque el T-MEC, acuerdo clave para la economía de América del Norte. Este movimiento, que podría ser una estrategia de presión más que una acción inmediata, refleja su insistencia en culpar a las "fronteras abiertas" de los problemas económicos de Estados Unidos. Sin embargo, la viabilidad de estas medidas enfrenta barreras importantes, ya que muchas requieren la aprobación del Congreso para obtener financiamiento.

La pregunta central es: ¿qué tan lejos puede llegar Trump en su primer día? Si bien sus acciones ejecutivas son una herramienta poderosa, enfrentará el contrapeso institucional del Congreso, la Corte Suprema y las leyes internacionales. Sin embargo, el mensaje está claro: Trump busca consolidar su imagen de fuerza y determinación, aunque eso implique polarizar aún más a la sociedad estadounidense y tensar las relaciones con sus vecinos.

El regreso de Trump marca un nuevo episodio en la política global, uno que invita a reflexionar sobre los límites del poder ejecutivo, la fragilidad de los acuerdos internacionales y el impacto de decisiones autoritarias en las democracias modernas. Su primer día podría ser un ensayo de su estrategia para el resto del mandato: gobernar como si cada día fuera el único, sin importar las consecuencias de mañana.

Como cada semana en Cambio de Ritmo, reflexionamos sobre los temas que definen nuestra realidad política y social. El regreso de Trump nos invita a cuestionar no solo el poder desmedido, sino también los límites de las democracias frente a liderazgos autoritarios.

Les deseo un excelente fin de semana lectores.