Dinastías políticas: Poder heredado en el Congreso
BAJA CALIFORNIA.- Las caras del Congreso que veremos a partir de septiembre estarán marcadas por una fuerte continuidad de apellidos familiares conocidos. No solo veremos a los políticos de siempre, sino también a sus hijos, hermanos, esposas y otros parientes. La dinastía política se refuerza, y el primer día de septiembre traerá a varios familiares de destacados políticos a ocupar curules en el Congreso. Este fenómeno no es nuevo en la política mexicana, pero su intensificación en los últimos años subraya la consolidación del poder dentro de ciertos clanes familiares.
Los cómputos distritales del INE confirman preliminarmente la configuración de la Cámara de Diputados y del Senado, revelando una red de conexiones familiares en el poder legislativo. A través de la coalición Morena, PT y Partido Verde, varias familias han asegurado su lugar en San Lázaro.
Por la vía de mayoría relativa, bajo la bandera de esta coalición, llegarán al recinto legislativo María del Rosario Orozco Caballero, esposa del fallecido Gobernador de Puebla Miguel Ángel Barboza; Luis Enrique Miranda Barrera, hijo del exsecretario de Gobernación y compadre de Enrique Peña Nieto, Luis Enrique Miranda Nava, quien será diputado del Estado de México por el Partido Verde, arropado por la fuerza morenista; y Carlos Ignacio Mier Bañuelos, hijo del diputado y próximo senador de Morena, Ignacio Mier, quien ganó una diputación por el distrito de Chalchicomula, Puebla.
Manuel Cota Cárdenas, hijo del exgobernador de Baja California Sur y extitular de Segalmex, Leonel Cota, también obtuvo una curul. El expriista Roberto Albores Gleason, hijo del exgobernador de Chiapas, Roberto Albores Guillén, fue postulado por el PT por un distrito de Comitán, y será diputado del oficialismo.
En Puebla, respaldado por el Partido Verde, José Antonio Gali López, hijo de Antonio Gali, exgobernador de Puebla y en algún momento mano derecha del panista Rafael Moreno Valle, llegará a San Lázaro. Otro ejemplo es José Braña Mojica, hijo de Lucía Mojica Obrador, sobrina fallecida del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien fue postulado por el Partido Verde en un distrito de Ciudad Victoria, Tamaulipas, y ganó un espacio de mayoría relativa en la Cámara de Diputados.
Diana Karina Barrera Samaniego, esposa del representante de Morena ante el INE, Sergio Gutiérrez Luna, quien logró la reelección, ganó por el PT un distrito de mayoría en Sonora. También obtuvieron su pase a la diputación federal en Chihuahua, Alejandro Pérez Cuéllar, hermano del alcalde de Ciudad Juárez y exsenador Cruz Pérez Cuéllar.
En Michoacán, David Alejandro Cortés Mendoza, hermano del dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, también obtuvo una diputación. Por la lista nacional del Verde, llegarán a la Cámara de Diputados Julio Javier Scherer Perellón, hijo del exconsejero jurídico de la Presidencia Julio Scherer Ibarra, así como Felipe Miguel Delgado Carrillo, hermano del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado.
La familia Monreal también estará presente en el Congreso: Saúl Monreal Ávila, hermano del senador Ricardo Monreal y del gobernador de Zacatecas, David Monreal, obtuvo la segunda fórmula al Senado por ese estado, mientras que Ricardo Monreal llegará a la Cámara de Diputados por lista nacional.
Los Yunes también tendrán presencia en el Congreso. Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del exgobernador de Veracruz Miguel Ángel Yunes Linares, obtuvo una senaduría de mayoría relativa postulado por el PAN en Veracruz. Finalmente, Morena postuló a Cecilia Guadiana Mandujano, hija del fallecido senador Armando Guadiana, quien ganó la segunda fórmula en Coahuila y llegará al Senado.
La perpetuación de estas dinastías políticas plantea serias preguntas sobre la naturaleza de nuestra democracia. Si bien la presencia de figuras familiares en el poder no es intrínsecamente negativa, el problema radica en la posibilidad de que estas conexiones familiares prioricen intereses personales sobre el bien común. La concentración de poder en manos de unas pocas familias puede resultar en una falta de diversidad de ideas y en una resistencia al cambio que tanto necesita nuestra política.
Este fenómeno no es exclusivo de México. A lo largo de la historia, y en diversas partes del mundo, las dinastías políticas han jugado roles significativos en la configuración del poder. Desde los Kennedy en Estados Unidos hasta los Gandhi en India, el legado familiar en la política ha sido una constante. Sin embargo, esto también ha llevado a cuestionamientos sobre la equidad y la representatividad en los sistemas democráticos.
Esta consolidación de poder familiar plantea serias interrogantes sobre la calidad y diversidad de la representación política en nuestro país. ¿Estamos viendo un avance democrático o un retroceso hacia un feudalismo político moderno? La concentración de poder en manos de unas pocas familias puede llevar a una perpetuación de intereses particulares, alejados de las necesidades del ciudadano común.
Como sociedad, es esencial que cuestionemos y exijamos transparencia y meritocracia en nuestros procesos políticos. Solo así podremos garantizar un verdadero avance hacia un gobierno más inclusivo y representativo. Es momento de que la ciudadanía reflexione sobre el tipo de democracia que deseamos construir y las implicaciones de perpetuar dinastías en el poder.
La responsabilidad recae en cada uno de nosotros para vigilar, criticar y participar activamente en el fortalecimiento de una democracia auténtica y equitativa. El futuro de nuestra nación depende de nuestra capacidad para exigir rendición de cuentas y asegurar que el poder no quede en manos de unos pocos, sino que se distribuya equitativamente en beneficio de todos.