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El fin del super policía

El que alguna vez fue considerado el "súper policía" y símbolo de la lucha contra el crimen en México, Genaro García Luna, fue finalmente sentenciado el 16 de este mes.
Isidro Aguado Santacruz Archivo

"El poder corrompe a quienes lo buscan para servirse, y no para servir. Detrás del uniforme, a veces, sólo se oculta el rostro de la impunidad."

Por Isidro Aguado Santacruz

El que alguna vez fue considerado el "súper policía" y símbolo de la lucha contra el crimen en México, Genaro García Luna, fue finalmente sentenciado el 16 de este mes.

Un jurado estadounidense lo declaró culpable de cinco cargos, luego de escuchar durante días testimonios espeluznantes de criminales confesos, quienes describieron con lujo de detalles el entramado de corrupción que envolvía al exfuncionario. Tras casi cinco años de su captura en Texas, García Luna es ahora el funcionario mexicano de más alto rango en ser juzgado y condenado en Estados Unidos.

La sentencia fue una conclusión anticipada desde que el juicio de Joaquín "El Chapo" Guzmán reveló detalles perturbadores. El fiscal Richard P. Donohue afirmó que García Luna había recibido millones de dólares a cambio de someter a la Policía Federal a los intereses del narcotráfico, traicionando así la confianza pública que había depositado en él.

De acuerdo con un informe de ProPublica, las conexiones entre García Luna y el narco eran conocidas por la DEA antes de que abandonara su cargo en 2012, aunque las pruebas fueron inicialmente desestimadas por los fiscales de Houston. No obstante, en 2023, los cargos contra él se intensificaron, siendo el más grave su participación en una organización criminal, de acuerdo al código Penal de Estados Unidos, la pena mínima es de 20 años y una máxima de cadena perpetua.

Los testimonios de figuras del narco como Sergio Villarreal "El Grande" y Jesús Zambada "El Rey" no solo confirmaron los lazos de García Luna con el crimen organizado, sino que ofrecieron detalles de sobornos, reuniones secretas y cómo facilitaba la libre circulación de los narcotraficantes al otorgarles credenciales de la Policía Federal.

Según Zambada, en 2005 García Luna recibió millones en efectivo para asegurar el nombramiento de un comandante afín al narco. Durante el juicio, García Luna decidió no testificar en su propia defensa, dejando esa tarea a su esposa, Cristina Pereyra, quien intentó justificar su fortuna, argumentando que todas las propiedades y bienes habían sido adquiridos legalmente, algo que la fiscalía estadounidense rechazó contundentemente.

En México, García Luna fue uno de los principales adversarios de López Obrador, quien utilizó su caso para reforzar su narrativa durante su sexenio. La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) reveló que el exsecretario de Seguridad desvió más de 745 millones de dólares a través de contratos públicos fraudulentos, beneficiando a familiares y socios. La red de corrupción que encabezaba García Luna involucraba lujos desmedidos, como autos Ferrari, Lamborghinis, yates y propiedades multimillonarias, todos adquiridos mientras se desempeñaba como servidor público.

La historia de García Luna no solo ha dejado una mancha en el gobierno de Felipe Calderón, quien se ha distanciado del exfuncionario desde su arresto en 2019, sino que también ha puesto en duda las estrategias de seguridad de ese sexenio. Calderón ha negado estar al tanto de las actividades ilegales de García Luna, argumentando que las operaciones policiales no dependían de una sola persona.

En septiembre pasado, desde la cárcel, García Luna publicó una carta en la que afirmó que la fiscalía estadounidense le ofreció un trato para reducir su condena a cambio de incriminar a políticos y figuras relevantes de México, especialmente a López Obrador. Según García Luna, el gobierno estadounidense buscaba desestabilizar la paz pública y la vida institucional del país.

La gran incógnita que queda en el aire es si, tras la caída de García Luna, el siguiente objetivo de las autoridades será un expresidente retirado en un rancho en Chiapas.

El juicio y condena de Genaro García Luna han revelado una sombría red de corrupción y complicidad que operaba tras las cortinas del poder en México. Más allá de la sentencia impuesta, este caso expone las profundas grietas en las instituciones que deberían haber protegido al país. Queda por ver si este es solo el inicio de una investigación más profunda, una que podría involucrar a figuras aún más poderosas del pasado reciente. Excelente fin de semana.

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