Columnas

Estados Unidos: Un imperio en decadencia

El pasado 13 de julio del presente año el exmandatario número 45 de los Estados Unidos fue víctima de un ataque que estuvo a punto de quitarle la vida.
Isidro Aguado Santacruz Archivo

Por Isidro Aguado Santacruz

_"Los imperios no sufren colapso por causas externas, sino por la debilidad interna, la decadencia moral y la corrupción de sus líderes." -_ Edward Gibbon

La resiliencia del sistema político de Estados Unidos ha sido puesta a prueba recientemente. El pasado 13 de julio del presente año el exmandatario número 45 de los Estados Unidos fue víctima de un ataque que estuvo a punto de quitarle la vida. Si no hubiera sido por una serie de coincidencias y factores afortunados, el resultado habría sido fatal. La historia nos muestra cómo los ataques a figuras clave han intentado desestabilizar el proceso democrático. Sin embargo, estas agresiones no han conseguido alterar el curso de la nación. Recordemos el contexto histórico de Estados Unidos, un país que ha enfrentado diversos desafíos a lo largo de su historia, incluyendo intentos de magnicidio que han sacudido su estructura política. La determinación del país para mantener su democracia ha sido una constante, incluso ante las amenazas más graves.

El asesinato del presidente Lincoln, tras la guerra civil y su esfuerzo por establecer los derechos civiles para los afroamericanos, no detuvo el avance del país. Aunque la guerra civil dejó una profunda herida entre ciudadanos de diferentes razas, la nación continuó su camino.

El mandatario Ronald Reagan, conocido por su belicismo, fue blanco de un atentado en 1981, pero su enfoque expansionista no se alteró en lo más mínimo.

El asesinato del presidente John F. Kennedy, quien buscaba la reelección como candidato presidencial demócrata, sigue siendo uno de los enigmas más grandes del sistema político estadounidense. Esto es especialmente cierto si consideramos la película "JFK" de Oliver Stone, estrenada en 1991, que desmanteló la teoría de la "bala mágica" que, según se sugirió, podría herir a tres personas simultáneamente en su trayectoria. Kennedy fue enterrado, y su sucesor, Lyndon B. Johnson, quedó atrapado en el conflicto de Vietnam.

La Segunda Enmienda, que otorga a los ciudadanos el derecho de poseer cualquier tipo de armas y formar milicias para su defensa, fue una estrategia del Estado norteamericano en la primera mitad del siglo XIX. Este mecanismo se diseñó cuando el concepto de "destino manifiesto" justificaba la expansión territorial de Estados Unidos, con la idea de que estaba destinado a gobernar el mundo. En ese momento, Estados Unidos sabía que su influencia no se materializaría si permanecía confinado a las 13 colonias originales en la costa este, abarcando solo una pequeña fracción del tamaño actual del país.

La ambición territorial e imperial de Estados Unidos para ejercer su dominio mundial implicó la conquista de las tierras indígenas y un México fragmentado.

Los Estados Unidos enfrentan un desafío persistente con el tema de las armas, esto se debe a que tanto el gobierno como la economía de Estados Unidos juegan roles fundamentales en la producción y distribución de armamento, alimentando conflictos legales y criminales a nivel global mediante canales de comercio tanto legales como ilegales. Sin considerar el estado psicológico de los individuos. Los datos anuales sobre violencia y los más de 650 incidentes de tiroteos masivos desde 2020 reflejan la libertad, a pesar de regulaciones a veces estrictas, para obtener armas tanto en el mercado legal como en el ilegal, implicando la complicidad de criminales que trafican armamento por beneficios económicos rápidos.

Tanto políticos como ciudadanos, por diversas razones, sufren las consecuencias de la violencia arraigada en el carácter imperial de Estados Unidos. Si se busca reducir esta violencia, el primer paso sería que el gobierno aceptara no intervenir más en conflictos globales bajo el pretexto de establecer orden social, cuyo objetivo de fondo es asegurar intereses económicos centrados en el dominio de recursos naturales que alimentan el capitalismo estadounidense.

La situación actual de los Estados Unidos ha alcanzado niveles sin precedentes en la era de la "libertad de expresión, acción y creencia". En la actualidad, los Estados Unidos están experimentando su punto más bajo de INTOLERANCIA, FANATISMO Y BELICISMO. Aquí hay varios aspectos para considerar:

1. El intento de asesinato contra el Presidente número 45 de los Estados Unidos, Donald Trump, ejemplifica claramente la INTOLERANCIA estadounidense hacia los temas políticos de alcance nacional. La seguridad interna muestra serias deficiencias.

2. El intento de asesinato contra el Presidente número 45 de los Estados Unidos, Donald Trump, revela hasta qué punto puede llegar un FANATISMO EXTREMO. Hay individuos perturbados celebrando este evento (los mismos que aplauden la lamentable situación social en la que se encuentra el país). Estos individuos son anómalos en una sociedad civilizada.

3. El intento de asesinato contra el Presidente número 45 de los Estados Unidos, Donald Trump, constituye un acto de BELICISMO PLANIFICADO. No fue un hecho fortuito, sino coordinado por sectores de poder que buscan mantener el statu quo actual y preservar sus grandes intereses a través del caos reinante.

Observaciones: ¡Estados Unidos ha caído! La decadencia social es profunda y el individualismo sectario ha engendrado poderosos bloques que, en aras de la riqueza, han condenado a esta nación a la vergüenza global. Todos los imperios tienen su declive.

Para finalizar, Estados Unidos se enfrenta a una encrucijada histórica donde la intolerancia, el fanatismo y el belicismo han alcanzado niveles alarmantes. El intento de asesinato contra el actual candidato Republicano, es solo un síntoma de una sociedad profundamente fracturada y en crisis. En medio de esta turbulencia, la nación que alguna vez se consideró un "imperio" ahora parece más bien un gigante tambaleante, luchando contra sus propios problemas internos y la pérdida de confianza global. Estados Unidos, con su decadencia moral y política, representa un paradigma de cómo incluso los más poderosos pueden sucumbir ante la división y la desilusión.

Temas relacionados Donald Trump Estados Unidos