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La primera Presidenta de México

"Claudia Sheinbaum se prepara para hacer historia, enfrentando desafíos únicos con un legado de expectativas."

Isidro Aguado Santacruz
Isidro Aguado Santacruz Archivo

por Isidro Aguado Santacruz

20/08/2024 09:06 / Uniradio Informa Baja California / Columnas / Actualizado al 20/08/2024

BAJA CALIFORNIA.- En el año 1824, México comenzó su travesía como nación independiente bajo la presidencia de Guadalupe Victoria. Desde entonces, han pasado dos siglos y 65 hombres han ocupado la silla presidencial antes de que, por primera vez, una mujer llegue a ese puesto.

Claudia Sheinbaum está lista para hacer historia como la primera mujer en asumir la presidencia del país. Este logro histórico viene acompañado de enormes expectativas y desafíos. Tengo dos preguntas claves: ¿Sheinbaum está equipada para enfrentar estas exigencias? y ¿cómo navegará en un entorno político que ha cambiado drásticamente desde sus inicios?

En estos tiempos, todos tenemos opiniones, pero carecemos de información sólida para fundamentarlas. El nombre de Claudia Sheinbaum ha aparecido innumerables veces en los medios, durante años, antes de que asumiera la presidencia. Hemos visto datos, imágenes, y comentarios que intentan favorecerla o perjudicarla. Como resultado, muchos ciudadanos terminan con una visión distorsionada, producto de una estrategia de marketing electoral o del fervor político. Así, lo que la mayoría conoce de Claudia Sheinbaum no es más que una caricatura, una representación simplificada, sea positiva o negativa, de la persona que ahora liderará al país.

La perspectiva es limitada por diversas razones. En primer lugar, porque el auténtico carácter de un servidor público solo se revela completamente cuando deja de estar sujeto a la directriz política o administrativa impuesta por otros. En segundo lugar, porque el poder, por su propia naturaleza, altera a las personas, y no siempre en un sentido negativo o corruptor. El reconocimiento de que cada decisión que ahora se adopte influye en la vida de millones de ciudadanas y ciudadanos, impone una carga de responsabilidad que transforma inevitablemente a cualquier individuo.

No se puede comparar la figura de la candidata en precampaña, luchando por los votos dentro de las filas de Morena, con la candidata en campaña abierta, persiguiendo apoyo más allá de las fronteras partidistas. La distinción también es notable entre la cautela requerida de la presidenta electa, situada entre la expectativa y la realidad del poder presidencial, y su actuación una vez que asuma el cargo, con plenos poderes y control sobre las estructuras gubernamentales. Además, es probable que existan diferencias significativas entre el primer año o año y medio, durante el periodo de transición, y el momento en que la mandataria se encuentre en plena capacidad para hacer ajustes en su gabinete y gobernar con total autoridad.

Las creencias fundamentales de Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador comparten una base similar, aunque su aplicación en la práctica presenta diferencias significativas. En el ámbito de la igualdad de género, se evidencian contrastes marcados. López Obrador, con raíces en un entorno semi-rural, mantiene una perspectiva anclada en tradiciones familiares y normas patriarcales. En este contexto, actitudes como el machismo y los abusos hacia mujeres y niños pueden ser vistas más como desviaciones de los valores tradicionales que como prioridades en la agenda de políticas públicas. Por otro lado, Sheinbaum aborda la igualdad de género, la diversidad sexual y los derechos humanos como ejes fundamentales de su propuesta. Su enfoque también se distingue en su tratamiento del medio ambiente, que ocupa un lugar central en su agenda.

Además, la situación política y económica en 2024 es muy diferente a la de 2018. La presidencia de Claudia Sheinbaum, al iniciar su mandato, enfrentará un panorama que ha evolucionado significativamente. Esta diferencia en el contexto refuerza la necesidad de que el "segundo piso" de la 4T, bajo su liderazgo, presente un enfoque marcado por la modernidad y la moderación. López Obrador ya había anticipado este cambio, señalando que su sucesora debería implementar una visión más centrada y menos confrontativa, resumida en el concepto de "continuidad con cambio."

El gobierno de Claudia Sheinbaum heredará y deberá concluir proyectos emblemáticos como el Tren Maya, el Tren Toluca-México y el desarrollo del proyecto transístmico. También será crucial completar la expansión de la red de Bancos del Bienestar, avanzar en la soberanía energética, y garantizar la salud universal, entre otras tareas en curso. Sin embargo, también enfrentará nuevos y persistentes desafíos, desde la inseguridad pública hasta la corrupción endémica y el estancamiento económico. Ignorar estos problemas podría traducirse en crecientes costos políticos y riesgos para la estabilidad de Morena y la continuidad de su proyecto.

Para finalizar, frente a este desafío nuestra presidenta electa, Claudia Sheinbaum cuenta con ventajas únicas que no había tenido ningún presidente reciente en México: un respaldo del 60% del voto ciudadano, un movimiento con una base social sólida, apoyo legislativo casi incondicional y una oposición fragmentada y débil. Estas fortalezas políticas son significativas, pero lo que realmente la distingue es su propia esencia. Su formación científica y 15 años de experiencia en la administración pública, manteniendo intactas sus convicciones sociales, la posicionan como una de las figuras más preparadas de la política moderna en México. En este sentido, su ascenso podría marcar un hito histórico, como la primera presidenta de México, y parece que, como ha sido común, López Obrador podría estar en lo cierto al reconocerlo y destacarlo. Excelente inicio de semana.
 

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