17/12/2024 18:42 / Uniradio Informa Baja California / Columnas / Actualizado al 17/12/2024
_"El futuro de México es tan incierto como la historia que cargamos. Cada generación parece reescribir el mismo guion de promesas y frustraciones."_
Por: Isidro Aguado Santacruz
Con esta reflexión, invitamos a abrir un espacio de análisis profundo sobre lo que significa ser mexicano en la actualidad, cuando nos enfrentamos a un país que, a pesar de su enorme riqueza cultural y humana, sigue atrapado en el mismo ciclo de contradicciones que lo definieron a lo largo de su historia. Desde la caída del Imperio Mexica, pasando por la lucha por la independencia y la Revolución Mexicana, hasta llegar a nuestros días, México ha sido una nación que busca encontrar su rumbo entre el sueño de la justicia social y la dolorosa realidad de la desigualdad y la violencia.
El México de hoy es, en muchos sentidos, un reflejo de ese pasado: un país de constantes transformaciones, de desafíos que parecen insuperables y de una identidad que se busca redefinir. El régimen actual, que prometió una ruptura con el pasado y un cambio radical en las políticas públicas, se enfrenta a la dura realidad de un sistema profundamente arraigado, que se resiste a dejar atrás los viejos vicios de la corrupción, la impunidad y el clientelismo. En el camino, ha quedado claro que el cambio no se da de la noche a la mañana, y que las esperanzas de muchos se ven desmoronadas por la ineficacia en la administración pública y la polarización social que caracteriza el presente político de nuestro país.
Es irónico, pero en esta constante búsqueda de la "transformación" tan ansiada, pareciera que estamos más atrapados que nunca en las sombras del pasado. La promesa de un futuro mejor se ve empañada por la corrupción que persiste, por las cifras de violencia que aumentan y por una brecha de desigualdad que sigue siendo uno de los mayores desafíos para millones de mexicanos.
Pero, ¿qué significa entonces ser mexicano en este momento histórico?
Ser mexicano hoy es navegar por una marea de incertidumbres. Es enfrentarse al desconcierto de ver cómo las instituciones que deberían velar por el bienestar de todos siguen siendo secuestradas por intereses particulares. Es ser parte de una sociedad que, por un lado, mantiene viva la esperanza de un México diferente, pero, por otro, ve cómo esa esperanza es constantemente frustrada por la falta de transparencia, justicia y progreso.
Es vivir en un país donde el presente parece dividirse entre aquellos que creen que el cambio es posible y aquellos que ya no esperan nada del sistema. Ser mexicano en estos tiempos de cambio es resistir, cuestionar y, sobre todo, estar dispuesto a no caer en la apatía que tanto caracteriza a nuestra política. No podemos permitirnos ser espectadores de nuestro propio destino. La historia, que siempre ha sido testigo de los esfuerzos fallidos de muchos para transformar nuestra nación, ahora nos coloca en el centro de una nueva oportunidad: la de hacer valer nuestra voz, nuestra acción y nuestra esperanza.
Sin embargo, no podemos olvidar que ser mexicano también implica una profunda reflexión sobre nuestra identidad colectiva. Ser mexicano no es solo un hecho geográfico, es un acto de conciencia. Es entender que, más allá de las vicisitudes del presente, formamos parte de una nación que, aunque fracturada, tiene la capacidad de renacer. México no es un país fácil, y ser mexicano nunca lo ha sido. La historia nos ha enseñado que la lucha por la justicia y la igualdad nunca es lineal, pero también nos ha demostrado que cada vez que caemos, hay una fuerza colectiva que nos impulsa a levantarnos.
En este régimen de transformaciones, el país necesita más que nunca un compromiso con los principios democráticos, con la justicia social y con el bienestar común. No basta con hablar de cambio; el cambio debe ser tangible, debe impactar a las personas, y sobre todo, debe construirse desde la base, con la participación activa de cada uno de nosotros como ciudadanos.
El futuro de México, en este contexto, sigue siendo incierto. Pero si algo hemos aprendido de nuestra historia, es que la incertidumbre también puede ser una oportunidad para reconfigurar nuestra identidad y nuestros valores. En estos tiempos de cambio, ser mexicano significa tomar la responsabilidad de ser parte activa de esa transformación, no solo como observadores, sino como agentes del cambio que se requiere.
Es posible que hoy, como sociedad, estemos más divididos que nunca. Sin embargo, las lecciones de nuestra historia nos enseñan que es en los momentos más difíciles donde se forja el verdadero sentido de lo que significa ser mexicano. La pregunta que queda es: ¿estamos listos para tomar las riendas de nuestro destino o seguiremos esperando que los cambios lleguen de arriba?
Solo el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que el futuro de México depende de todos y cada uno de nosotros. Ser mexicano, en tiempos de cambio, es un desafío, sí. Pero también es una oportunidad única para reconstruir lo que hemos perdido.
Excelente inicio de semana lectores.