por Psicología para todos Cetys
17/05/2024 13:43 / Uniradio Informa Baja California / Columnas / Actualizado al 17/05/2024
En estas fechas celebramos una de las profesiones más queridas y claves de nuestra sociedad: la docencia. Nuestra sociedad se sostiene y mejora porque las personas aprendemos de otras personas todo lo que sabemos, y que luego enseñamos a las siguientes generaciones.
Uno de los retos en la docencia está en actualizar o cambiar nuestras creencias a partir de aprender algo mejor. Los docentes mismos se enfrentan con esos mismos retos, y un caso concreto está en el tema de los "estilos de aprendizaje". Aún hoy en día, en universidades que forman docentes se enseñan los "estilos de aprendizaje" de la programación neurolingüística. Los dividen en "visual", "auditivo" y "kinestésico", y recomiendan conocer los estilos de los estudiantes y adaptar las estrategias docentes a ellos. La investigación acumulada por décadas indica que no corresponden con la realidad, no ayudan a aprender mejor, y potencialmente afectan negativamente a los estudiantes, especialmente por el costo de oportunidad que significa el no dedicar tiempo y esfuerzo a otras estrategias que sí funcionen. Los psicólogos y neurocientíficos cognitivos tenemos más de una década llamando a abandonarlos, sin mucho éxito entre la comunidad docente.
Existen varias razones de este bajo éxito en actualizar estas creencias. Creo que la frase del arquitecto y diseñador Buckminster Fuller delata una de esas razones: "Nunca cambiarás las cosas luchando contra la realidad existente; para cambiar algo, construye un nuevo modelo que haga que el modelo actual sea obsoleto". Entonces, ¿con qué se puede sustituir la idea de "estilos de aprendizaje" que usan los docentes?
Las opciones dependen de para qué se utilizan, o qué es lo que se quiere lograr. En mi experiencia, una razón por la que muchos docentes utilizan modelos de "estilos de aprendizaje" es porque claramente reconocen que sus estudiantes son diferentes entre sí, y les es útil entender esto desde alguna teoría. Los estudiantes tienen motivaciones distintas y habilidades desarrolladas en diferentes niveles, eso es claro. ¿Qué teoría podemos usar que nos ayude a pensar sobre esto? Lamentablemente, la opción tampoco es usar el modelo de inteligencias múltiples de Gardner, pues tiene muy poca claridad, y no está actualizado a la investigación en psicología y neurociencia cognitiva posterior a 1983, cuando Gardner propuso esta teoría. En cambio, existe una teoría propuesta una década después, y con actualizaciones ya en el siglo XXI.
El modelo teórico que en mi opinión cubre esta necesidad, es la teoría de habilidades cognitivas de Cattell-Horn-Carroll (CHC). Este es el modelo más completo y con mayor evidencia empírica para entender las diferencias en habilidades de los estudiantes. También es útil para entender las diferencias en preferencias, pues generalmente encontramos más gusto en aquellas actividades en las que somos hábiles. La teoría CHC es un modelo dinámico, en constante actualización, pero que ya se encuentra en una etapa muy madura y con un consenso muy amplio. La idea clave del modelo CHC es que todas las personas tenemos tres grandes tipos de habilidades cognitivas: una habilidad general (usualmente asociada con el cociente intelectual), una serie de habilidades amplias (en el último modelo son 16), y una diversidad muy amplia de habilidades estrechas (más de 80 diferentes).
Las 16 habilidades amplias son las que nos ayudarían a entender cómo son diferentes nuestros estudiantes. Por ejemplo, existe una habilidad de procesamiento visual, una de procesamiento auditivo, una de habilidades psicomotoras, y una de habilidades kinestésicas. Sólo estas cuatro ya sustituyen completamente el obsoleto modelo de "estilos de aprendizaje". Por mencionar un ejemplo, sí sucede que podemos tener mayor habilidad para reconocer melodías (procesamiento auditivo), que para reconocer pinturas (procesamiento visual).
Sin embargo, este modelo CHC tiene dos diferencias muy importantes. Por un lado, estas habilidades no son completamente fijas, es decir, sí podemos mejorar nuestras habilidades hasta cierto punto. Por esta razón, basados en el modelo CHC, la recomendación no sería el adaptar un aprendizaje a una modalidad u otra, sino el buscar estimular ambas, tanto auditivo como visual. Por otro lado, estas habilidades no son monolitos indivisibles, sino que existen partes de esas habilidades en las que también podemos ser diferentes. Por ejemplo, dentro del procesamiento auditivo, una persona podrá ser buena para reconocer melodías (llamada "discriminación musical"), pero no ser tan buena para identificar de dónde viene algún sonido ("localización de sonidos") como cuando hacemos sonar nuestro celular para encontrarlo en una habitación.
Sin duda, el modelo CHC es un nuevo modelo que hace obsoleto a los "estilos de aprendizaje", y merece sustituirlo en la formación de docentes. El modelo CHC es más actual, con mayor evidencia, más cercano a la realidad, y con mayor potencial de ser útil en los salones de clase.
Esta es sólo una invitación para saber de la existencia de estos modelos que ya han sustituido a lo anterior, pero aún no hemos completamente dado el paso necesario en la práctica docente.
Sobre el autor: Psicólogo, Neuropsicólogo por la Universidad de Edimburgo, Profesor de Tiempo Completo en la Escuela de Psicología, y docente de la Maestría en Neuropsicología de CETYS Universidad; es especialista en las áreas de Neuropsicología Cognitiva, Análisis de datos y Psicometría.