¿A qué huele la Navidad?
MÉXICO.- La Navidad es una época de alegría y celebración en todo el mundo. Se festeja el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, según la fe cristiana.
Ante ello, el próximo 25 de diciembre se llevará a cabo dicha celebración, donde reunirá a millones de familias y amigos para que se lleve a cabo la tradicional cena.
No obstante, en la temporada decembrina muchas personas utilizan el término "ya huele a Navidad", pero ¿a qué huele realmente? Aquí te contamos.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que el pino fresco es uno de los olores más característicos de la Navidad.
Se estima que los pinos poseen más de 40 compuestos relacionados con su olor.
Aunado a ello, indicó que existen tres que se pueden considerar como los principales:
Alfa-pineno: es un componente abundante en los aceites de coníferas. En el pino se encuentra en la resina o corteza del tronco.
Beta-pineno: aunque tiene un olor igual a la familia pineno su estructura es distinta. Es suficientemente volátil para poder ser liberado fácilmente.
Acetato de bornilo: permanece en los compuestos químicos llamados ésteres, los cuales tienen aromas agradables. La proporción de esta molécula dependerá de la especie del pino.
De acuerdo con National Geographic, desde antes del cristianismo ya existía la creencia de que los árboles verdes y frondosos durante la época de invierno representaban la vitalidad y pureza.
En algunos países se colgaban ramas de estas plantas en ventanas y puertas para ahuyentar fantasmas, brujas, espíritus malignos y enfermedades.
Sin embargo, el árbol de Navidad tal y como se le conoce actualmente tiene su origen en Alemania, durante el siglo XVI, época en la que se hizo una representación del 'árbol del paraíso' de Adán y Eva.
Esta tradición se desarrollaba, específicamente, el 24 de diciembre, fecha que se dedica al recuerdo de los primeros seres humanos sobre la Tierra. En un principio, en la planta conmemorativa se colgaban obleas, signo cristiano de la redención. Posteriormente, estas fueron sustituidas por galletas de diversas formas.
Dentro del mismo espacio en el cual se acostumbraba instalar esta representación, los alemanes disponían de un espacio para colocar la 'pirámide de Navidad', una construcción triangular hecha de madera que contaba con estantes en los cuales se ponían hojas, velas, figuras navideñas y una estrella.
Según National Geographic, popularmente se suele atribuir a Martín Lutero la idea de haber puesto velas en el árbol de Navidad.