07/12/2024 17:15 / Uniradio Informa Baja California / Sociedad / Actualizado al 07/12/2024
Las mayores concentraciones se detectaron en hongos, lechuga romana, cacao en polvo, chocolate en polvo, tomates saladette, pan molido, barras de chocolate, chiles anchos y acelgas.
Investigadores piden monitoreo y remediación de suelos.
CIUDAD DE MÉXICO.- En la Ciudad de México, alimentos de origen agrícola como los hongos, la lechuga, el tomate y el cacao presentaron altas concentraciones de Cadmio (Cd), metal pesado tóxico y carcinógeno, según el estudio Dietary Risk Assessment of Cadmium Exposure Through Commonly Consumed Foodstuffs in Mexico. Investigadoras e investigadores hacen un llamado al monitoreo de alimentos consumidos por la población mexicana y a la remediación de suelos de cultivo.
Para realizar este estudio pionero en evaluar concentraciones de cadmio en alimentos mexicanos de consumo común, se analizaron 143 alimentos de tiendas de distribución, de los cuales se identificaron concentraciones del metal en el 68.5%. Los diez productos con mayores concentraciones fueron: hongos (setas y champiñones), lechuga romana, cacao en polvo, chocolate en polvo, tomates saladette, pan molido, barras de chocolate, chiles anchos y acelgas.
En entrevista, la Dra. Alejandra Cantoral Preciado, académica del Departamento de Salud de la IBERO y líder de esta investigación, señaló que los alimentos tienen concentraciones de este metal, principalmente, porque los suelos de cultivo están contaminados.
"El Cd llega a los suelos de cultivo por los desechos antropogénicos (residuos o contaminantes que provienen de las actividades humanas y que pueden afectar al aire, al agua, o al suelo) como los que generan las industrias", señaló.
La investigadora explicó que una de las principales fuentes de contaminación de los suelos son las plantas de reciclaje, principalmente de baterías. Por lo cual es imprescindible el control y seguir la normatividad para evitar que el Cd salga y se deposite en los suelos, pues una vez que llega puede estar cientos de años.
La Dra. Cantoral Preciado hizo un llamado a las autoridades para incentivar el monitoreo de las concentraciones de cadmio en los suelos de cultivo con el objetivo de identificar las regiones contaminadas y diseñar un plan de remediación de suelos.
Asimismo, hizo hincapié en la importancia del monitoreo, especialmente en aquellos alimentos ampliamente recomendados por las Guías Alimentarias Saludables y Sostenibles, como las verduras y cereales, los cuales, a pesar de que en esta investigación fueron grupos de alimentos en los que se encontraron concentraciones de cadmio, son alimentos con propiedades nutrimentales importantes para el organismo y recomendadas para la óptima salud y nutrición.
Sin embargo, el consumo frecuente de aquellos alimentos con concentraciones detectables de cadmio podrían considerarse una exposición crónica y esto en el caso de los infantes representa un riesgo para la salud.
"De manera consistente con nuestros resultados, a nivel mundial se han identificado a los cultivos de cereales (como el arroz y el trigo) como una de las principales fuentes de exposición al Cd para los humanos. Lo que llevó a amplios esfuerzos para comprender los mecanismos de acumulación de ese metal en los alimentos. En plantas como el trigo y el arroz, se han identificado genes y transportadores específicos involucrados en la absorción y transporte de Cd. Cabe recalcar que en nuestro estudio, los productos de maíz tuvieron las concentraciones más bajas detectadas", señaló.
La Dra. Cantoral explicó que el cadmio es un metal pesado que puede acumularse en el cuerpo humano, entre 16 a 30 años. La principal exposición es el humo del cigarro por lo que los fumadores están altamente expuestos a este metal que daña riñones, pulmones y huesos. Además de la exposición al humo del cigarro, la población en general se expone al ingerir alimentos contaminados.
Este metal pesado ha sido clasificado como carcinógeno humano por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de Estados Unidos.
Las y los investigadores concluyeron que la seguridad alimentaria no sólo es responsabilidad de los productores de alimentos, sino también de los gobiernos y agencias estatales, que deben monitorear sistemáticamente su inocuidad como una estrategia esencial para las acciones de salud pública.